Usar luces de día, revisar el parabrisas y mantener la distancia de seguridad, entre las principales recomendaciones para reducir el riesgo de la conducción nocturna.
La madrugada del sábado 24 de octubre al domingo 25 los relojes han de atrasarse una hora (a las 3:00 volverán a ser las 2:00 h). A partir de entonces, amanecerá y anochecerá una hora antes, por lo que contaremos con menos luz solar diaria.
Esta situación provoca el aumento de la conducción nocturna y una peor visibilidad, dos factores que suelen relacionarse con una mayor frecuencia de accidentes de tráfico. Por eso un informe reciente analiza los riesgos inmediatos y a medio plazo que surgen a raíz del cambio horario y cómo evitarlos al volante.
Efectos inmediatos del cambio horario al volante
El incremento de la sensación de cansancio, la irritabilidad, los cambios de humor y el déficit de atención son algunos de los efectos inmediatos que puede provocar el cambio horario. Todos ellos afectan a tareas que requieren de concentración como la conducción, por lo que se debe extremar la precaución al volante.
En el caso de la irritabilidad y los cambios de humor pueden generar un comportamiento agresivo en la carretera, con maniobras que no respetan la señalización, los límites de velocidad o la distancia de seguridad, multiplicando las posibilidades de provocar un accidente de tráfico.
En el extremo opuesto, está el efecto del cansancio o el déficit de atención, cuyo riesgo principal es el conocido como “accidente solitario”: aquel siniestro en carretera que solo involucra a un vehículo y que se relaciona con la fatiga y el sueño del conductor.
Hasta diciembre, una hora y 23 minutos menos de luz diurna Además del cambio horario que resta una hora de luz diurna de reloj, desde el 25 de octubre, los días se irán reduciendo progresivamente hasta llegar a ser una hora y 23 minutos más cortos en diciembre. Así, se pasará de una media de 10 horas y 40 minutos de luz diurna (el 25 de octubre) hasta las 9 horas y 17 minutos de luz solar que tendrá el 21 de diciembre.
Por lo tanto, aumenta el tiempo de conducción nocturna, un tiempo en el que la sensación luminosa, la agudeza visual, así como la capacidad de reconocer colores se reduce a la vez que disminuyen los reflejos. Con menos visibilidad se incrementa el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, por lo que aquí recopilamos las principales claves para aumentar la seguridad al volante:
- Luces diurnas o de cruce. Circular con esta iluminación permite ser visible a una distancia de 240 metros. En la actualidad, la mayoría de coches cuentan con la tecnología de luces diurnas, que se encienden automáticamente con el motor. En caso de no disponer de ellas, la recomendación pasa por circular siempre con las luces de cruce, aunque sea de día. Además, se debe comprobar todas las luces del vehículo para verificar que ninguna está fundida y que los faros están bien regulados en altura.
- Revisar el parabrisas y las lunas. El parabrisas es un elemento clave de la conducción: a través de él recibimos el 90% de la información que necesitamos para conducir. En él también se encuentran las cámaras de los sistemas de seguridad (ADAS) de ayudas de asistencia a la conducción, por lo que mantenerlo en perfecto estado es garantía de seguridad. No hacerlo supone sanciones de 200 € en caso de llevar la luna con daños, roturas o suciedad que dificulten la correcta visibilidad.
- Evitar distracciones. Conducir con luz reducida requiere el doble de nivel de atención para poder reaccionar a tiempo en caso de algún imprevisto al volante.
- Reducir la velocidad. Adaptar la velocidad a las condiciones de iluminación de la vía y aumentar la distancia de seguridad son dos claves para reducir el tiempo de reacción en caso de imprevisto en la carretera. La obligación de mantener la distancia de seguridad es siempre del vehículo que va detrás con respecto al que le precede y no mantenerla se considera una infracción grave sancionada con una multa de 200 € y la pérdida de cuatro puntos del carné de conducir.
- El interior del coche, sin luz y sin calor. La falta de luz diurna unida a la climatología y el frío puede afectar al estado anímico e incrementar la sensación de sueño al volante. Para contrarrestarlo, la recomendación pasa por llevar el habitáculo bien ventilado y no abusar de la calefacción con una temperatura en torno a los 22ºC. Se debe, además, conducir con las luces del interior del coche apagadas para favorecer la visión.