En la formación teórica es importante diferenciar entre transmisión de conocimientos y adquisición de conductas; esta última solo puede conseguirse a través de la formación presencial.
El 20% de los fallecidos en vías interurbanas no llevaba puesto el cinturón, un ejemplo de conocimiento común generalizado que no todos los conductores adquieren como comportamiento.
Tras el decreto del estado de alarma, los más de 8.000 centros de formación vial acreditados en España se vieron obligados a suspender las clases, tanto en el aula como en los distintos vehículos.
Ante la paralización de la actividad docente, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) puso a disposición de las autoescuelas un aula virtual para que sus alumnos tuvieran la oportunidad de continuar repasando.
“Siempre hemos tomado la teleformación como un complemento para nuestros alumnos; de hecho, la mayoría de autoescuelas ya tenían incorporados a sus servicios esta ayuda a distancia. El aula virtual de CNAE es una medida extraordinaria y circunstancial que también han tomado otras instituciones de la Enseñanza, como universidades y colegios. Sirve para que los aspirantes a conductores no olviden lo aprendido: cuando volvamos a la normalidad el aula presencial recuperará su papel”, ha explicado Enrique Lorca, presidente de CNAE.
Lorca distingue en la formación teórica la enseñanza de conocimientos y la de comportamientos y hábitos al volante. “Para el aprendizaje de normas o señales de circulación puede ser útil la formación a distancia, siempre que sea impartida por un profesional cualificado, pero existe otra parte de la formación que debe ser presencial: aquella relacionada con los valores y actitudes al volante, la que salva vidas en la carretera. Si acabamos con esta, la seguridad vial se resentirá”.
Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2019 el 20% de los fallecidos por accidentes en vías interurbanas no llevaba puesto el cinturón. Para Lorca, la necesidad del uso del cinturón es un conocimiento obvio, que la inmensa mayoría de los ciudadanos posee, pero que no todos lo ponen en práctica. “Esa diferencia entre transmitir conocimiento y adquirir un comportamiento es la que se trabaja en la formación presencial; se trata de prevenir accidentes para salvar vidas”.
El pasado dos de junio, Pere Navarro, director de la DGT, compareció en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible y explicó la postura de la DGT sobre la enseñanza presencial obligatoria para los aspirantes a conductores. “En la estrategia de seguridad vial 2011-2020, ya se hablaba de este tipo de formación. Comprobamos después que en Europa predominaban los países que la tenían. Preparamos una reforma del Reglamento de Conductores el cual incluía ocho horas enseñanza presencial, que el Consejo Superior de Tráfico y Seguridad Vial aprobó por unanimidad. Esto son palabras mayores porque en el Consejo están más de 80 organizaciones que saben mucho del tema. Por último, llegó el informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), de efectos demoledores, aunque no es vinculante, que ha vuelto imposible la reforma. No hacen falta profesores, ni aulas, nada de nada; enseñar a conducir es como hacer un curso de cocina o de macramé», explicó Navarro. «En mi opinión, no entendieron el tema: el documento es una banalización de la seguridad vial, pero los accidentes de tráfico no son virtuales, son reales«, añadió el director de la DGT.
Entre los contenidos de formación de conductores que según CNAE deben ser esencialmente presenciales, el máximo dirigente de la Confederación distingue aquellos que más accidentes de tráfico provocan como son como el consumo de alcohol y drogas, las distracciones, la velocidad, los primeros auxilios…“Es imposible, por ejemplo, hacer desde casa una Reanimación Cardiopulmonar (RCP) o comprobar a través de un simulador de vuelco lo importante que es llevar el cinturón de seguridad bien abrochado, así como el empleo de unas gafas que simulan los efectos de haber ingerido alcohol y/o drogas. Compartir un mismo espacio físico favorece la reflexión conjunta, el diálogo, la interacción, las dinámicas de grupo. Además, también se puede disponer de maniquíes para Primeros Auxilios o de los referidos simuladores. Son técnicas y recursos pedagógicos que permiten que los comportamientos aprendidos perduren en el tiempo, como afirman los expertos”, ha recalcado Lorca.
La importancia de la formación presencial en la adquisición de comportamientos y hábitos ha sido tratada en distintas investigaciones y estudios científicos, como los elaborados por la Universidad de Valencia y la Universidad de Groninga (Holanda). Los beneficios de una correcta formación vial presencial no plantean discusión en nuestro entorno. De hecho, el 80% de los países europeos la tiene. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud ha recomendado profundizar en la formación, si se quiere prevenir la siniestralidad, al ser el factor humano el más determinante de los accidentes de tráfico.
“Afortunadamente en la última década la evolución tecnológica de los vehículos ha sido impresionante, con lo que se han reducido considerablemente los siniestros por causa técnica, pero, para poner fin a los debidos al factor humano, hace falta una sensibilización óptima, lo que requiere el contacto estrecho entre profesores y alumnos”, ha subrayado el máximo responsable de CNAE.