• El calor tiene efectos directos en el comportamiento de los conductores y sus capacidades psicofísicas.
  • Una temperatura de 35ºC, en el interior de un vehículo, puede representar un riesgo similar al de estar bajo los efectos de una alcoholemia de 0.8 gr/l
  • Los estudios demuestran que el calor provoca un aumento considerable de la agresividad y las infracciones, sobre todo por velocidad excesiva.
  • Las altas temperaturas incrementan el riesgo de reventón en neumáticos con presión inadecuada, derivando en uno de los siniestros más mortales.

Las altas temperaturas pueden aumentar entre un 15 y un 25 por ciento la posibilidad de sufrir un siniestro vial ya que, según Luis Montoro, catedrático de Seguridad Vial y presidente de honor de FESVIAL, “la compleja actividad de conducir está muy afectada por variables externas como el fuerte calor, situación que según los estudios tiene una repercusión muy directa y peligrosa sobre las capacidades psicofísicas de los conductores, aumentando de manera considerable los siniestros de tráfico y la gravedad de los mismos”.

Una temperatura superior a 35ºC, en el interior de un vehículo, puede representar un riesgo similar al de estar bajo los efectos de una alcoholemia de entre 0.5 gr/l y 0.8 gr/l. “A esa temperatura se ha comprobado, por ejemplo, que no se perciben aproximadamente el 20% de las señales de tráfico y se incrementan hasta en un 35 por ciento los errores graves de los conductores”, afirma Luis Montoro.

Según el Dr. Montoro, “los estudios, tanto en situaciones reales como en simulación, demuestran que los efectos del calor sobre los conductores provocan un aumento considerable de los comportamientos agresivos y las infracciones, sobre todo por velocidad excesiva, con el fin de llegar cuanto antes al destino”.

“Con el fuerte calor se incrementa el cansancio y la fatiga, siendo habitual la aparición de una fuerte somnolencia, -señala el presidente de honor de Fesvial-, produciéndose también un aumento del tiempo de reacción del conductor y una mayor propensión a la aparición de distracciones. La atención disminuye hasta el punto de mirar un 50% menos a los retrovisores”.

El Catedrático de Seguridad Vial afirma que “con altas temperaturas y una fuerte luminosidad hay mayor fatiga ocular y se pueden percibir efectos ópticos sobre la carretera, debido básicamente al aire caliente que desprende el asfalto. Estas circunstancias, unidas a pequeños mareos, hace que se altere de manera sensible la percepción del entorno, lo que puede resultar especialmente grave para la correcta percepción de las señales de tráfico”.

Según el Dr. Montoro, uno de los mejores remedios para paliar el calor en los viajes por carretera es el aire acondicionado. “El aire acondicionado empezó considerándose un elemento de comodidad y hoy se puede recomendar como un elemento de seguridad. Se ha comprobado que el aire acondicionado en épocas muy cálidas puede disminuir en más de un 20% la posibilidad de sufrir un siniestro vial”.

El aire acondicionado permite circular con las ventanillas cerradas, mejora la aerodinámica y reduce el consumo de carburante, además de eliminar ruidos excesivos, impedir la entrada de polvo o insectos, y evitar que se nos resequen los ojos. Es muy importante que el flujo de aire acondicionado no sea muy fuerte y que no se dirija directamente al pecho ni a la cabeza, especialmente a los ojos, para no causar fatiga ocular ni resecarlos.

Estacionar el vehículo expuesto al sol y completamente cerrado hará que la temperatura interior  sobrepase rápidamente los 60ºC, por lo que es importante no dejar en el interior personas -especialmente niños o mayores-, ni animales. Tampoco objetos inflamables, como mecheros, aerosoles o dispositivos electrónicos con baterías (teléfono, Tablet, ordenador…), por el riesgo que puede suponer de deflagración e incendio.

En conveniente aparcar en zonas sombreadas, proteger el habitáculo con parasoles y, si es posible, instalar lunas tintadas homologadas o laminarlas. Este sistema permite rebajar la temperatura interior -mejorando el consumo de aire acondicionado-, reducir los efectos de los rayos ultravioleta, sin afectar a la necesaria visibilidad exterior, aumentando el confort y disminuyendo la fatiga ocular.

Antes de iniciar la marcha se debe airear y ventilar bien el vehículo: Abrir completamente ventanillas y puertas, abatiendo estas últimas unas cuantas veces para que salga el aire caliente del interior, manteniendo el aire acondicionado en funcionamiento hasta que el habitáculo alcance una temperatura adecuada de entre 20ºC y 24ºC.

Según el Catedrático de Seguridad Vial, Luis Montoro, “el reventón en verano y en las horas de más calor es el siniestro más frecuente y el más mortal por fallo mecánico”. Hay que tener en cuenta que el asfalto, con el que el neumático está en contacto, puede alcanzar fácilmente temperaturas superiores a 70ºC cuando el ambiente esté  “tan solo” a 40ºC.

Y cuando se acerque el final del viaje, no bajar la guardia, ni estresarnos por intentar llegar antes, aunque hayamos sufrido calor, retrasos por atascos o retenciones, y eso nos genere ansiedad. Debe extremarse la atención, especialmente en los últimos kilómetros que son donde más siniestros se producen, y no confiarnos aunque el entorno nos resulte familiar, manteniendo los niveles de alerta y atención plenamente.

Síntomas de que el calor nos está afectando

Algunos síntomas que pueden indicarnos que el calor nos está afectando son los siguientes: excesiva sudoración, palidez o cambios en el color de la piel, alteraciones en el pulso y en la temperatura, calambres, cansancio excesivo, mareos, náuseas, problemas de respiración, dolor palpitante en la cabeza, confusión, etc. También se debe prestar atención a otros efectos como: mayor agresividad, somnolencia, aumento del tiempo de reacción, incremento de las distracciones, fatiga ocular, alteraciones en la percepción del entorno, etc.

Recomendaciones para mitigar los efectos de las altas temperaturas

  • Planificar el viaje eligiendo, si es posible, los horarios de menor intensidad en las temperaturas, aumentar la frecuencia de paradas durante un viaje, especialmente si es de largo recorrido, localizando estaciones o áreas de servicio donde podamos tener sombra para el vehículo y espacios refrigerados para descansar.
  • Realizar paradas cada dos horas o 200 kilómetros aprovechando para airear el vehículo y relajarse durante al menos 15 minutos. Si en cualquier momento se detectan síntomas de fatiga o somnolencia, debemos parar inmediatamente para descansar e hidratarnos.
  • Hidratarse convenientemente con agua o zumo evita la aparición anticipada de la fatiga y otros deterioros psicofísicos. Hay que prestar una especial atención a las personas mayores, los menores de cinco años y, en general, personas con sobrepeso.
  • Evitar el consumo de alcohol, además de por su evidente incompatibilidad con la conducción segura, por sus efectos contraproducentes de alteración en la tensión arterial con altas temperaturas.
  • El café, el té o las bebidas energéticas, ayudan a permanecer despiertos, activados y atentos a corto plazo, pero no eliminan definitivamente la fatiga ni el sueño. Pasado su efecto, volverá a aparecer.
  • Evitar ingerir gran cantidad de alimentos, especialmente los muy calóricos o con alto contenido en grasas. Es preferible que sean ricos en proteínas y vitaminas Si se ha comido copiosamente es recomendable esperar un tiempo antes de conducir, ya que la digestión junto con el calor facilita la aparición del sueño.
  • Vestir ropas claras, ligeras, cómodas y holgadas. Las prendas ajustadas afectan a la presión arterial, a nuestra libertad de movimientos, aumentando el estrés y la sensación de calor. Nunca conducir con chanclas, que restan efectividad al actuar sobre los pedales. Ni tampoco sin camiseta, por los riesgos de abrasiones producidos por el cinturón de seguridad.

  • Utilizar gafas de sol homologadas y certificadas para conducir reducirá la fatiga ocular.
  • Los colores claros en un vehículo pueden rebajar diez grados la temperatura en el habitáculo que otro similar de color oscuro, expuestos ambos a la misma radiación solar.
  • Utilizar lunas tintadas o laminadas, legalmente homologadas para vehículos, reduce hasta un 30% de los efectos de los rayos ultravioletas. Esto mejora el confort de los ocupantes, evitando la fatiga ocular sin restar visibilidad, incluso de noche, y mejora el rendimiento del aire acondicionado reduciendo el consumo energético o de combustible fósil.

  • Utilizar el aire acondicionado para mejorar la seguridad y comodidad. La temperatura interior del habitáculo no debe superar los 24ºC ni inferior a 20ºC, procurando que el flujo del aire acondicionado no sea muy fuerte y evitando en todo caso que este vaya directamente a la cabeza para evitar dolores y fatiga ocular.

Atención al estado del vehículo

El mantenimiento y conservación del estado óptimo del vehículo para circular con seguridad es recomendable en cualquier época del año. Sin embargo, ante las circunstancias de calor extremo que se están registrando, es importante tener en cuenta lo siguiente:

  • Neumáticos: Vigilar la profundidad del dibujo (no debe ser inferior al mínimo legal de 1,6mm), alineación y, muy especialmente, la presión adecuada (medida en frio) recomendada por el fabricante. El asfalto puede superar fácilmente en estas épocas los 70ºC y se incrementa el riesgo de reventón, degradación o desgaste, si circulamos tanto con presión baja como excesiva, aunque el neumático sea relativamente nuevo. Verificar el estado y presión del de repuesto, de equiparse.

  • Aire Acondicionado: Revisar la carga del aire acondicionado para que funcione correctamente y su rendimiento sea óptimo en todo momento.
  • Filtros: Revisar los filtros del habitáculo, renovándolos si es necesario, para mejorar la efectividad del aire acondicionado y evitar entrada de polvo, polen o malos olores por causa de un filtro sobrecargado de suciedad, humedad o solidificado.

  • Batería: Comprobar que no tiene fugas, carga correctamente y tiene el amperaje recomendado para nuestro vehículo. Las altas temperaturas y el sobreesfuerzo al que se someten las baterías en verano pueden acabar con su vida útil si no está en perfecto estado.

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