A esta mayor vulnerabilidad hay que añadirle que, en ciertos casos, los pilotos también cometen infracciones o temeridades al manillar. La DGT ha registrado cuáles son las diez acciones más peligrosas que cometen los motoristas tanto en carretera como en ciudad.
Adelantar sin separación
Al adelantar otro vehículo se debería dejar un espacio lateral de al menos 1’5 metros en vías interurbanas. En ciudad, con que la separación sea suficiente bastaría.
Velocidad inadecuada
Todos los conductores deben conducir a la velocidad estipulada pero en el caso de los motoristas seguir esta norma es aún más importante, ya que circular demasiado rápido o incluso demasiado lento puede provocar caídas.
Circular por el arcén
Los pilotos más espabilados aprovechan, en situaciones de mucho tráfico, el arcén para adelantar. A no ser que sea por una emergencia, está prohibido circular por el arcén.
Adelantar por la derecha
Los adelantamientos por la derecha son muy peligrosos y más para los conductores de moto, que son más inestables y menos visibles en caso de que el vehículo que se adelanta quiera volver a incorporarse al carril.
Cambiar de sentido donde no está permitido
La agilidad de manejo de una moto permite maniobras que aunque parezcan sencillas están prohibidas, como los cambios de sentido en zonas con baja visibilidad, en pasos a nivel, vías de alta velocidad…
Circular con la luz apagada
Al ser vehículos más pequeños y vulnerables es preciso que sean completamente visibles. En necesario que las motos siempre lleven activado en alumbrado de cruce.
Avanzar entre coches
Esta acción, también conocida como zigzaguear, es especialmente peligrosa. Las motos deben circular por el centro de su carril, siendo visibles, y no aprovechar para adelantar de este modo.
Estacionar en la acera
Aunque depende de la normativa de cada ayuntamiento, en ciertas zonas peatonales está prohibido que estos vehículos estacionen ya que dificultan el paso de los peatones.
Velocidad excesiva en zonas residenciales
La agilidad de la moto puede causar una falsa sensación de control a su conductor en calles residenciales, cercanías de pasos de peatones o zonas de velocidad limitada, donde la irrupción de peatones en la calzada puede ser continua e imprevista.
Invadir el sentido contrario
Para avanzar con mayor velocidad, sobre todo en ciudad, los motoristas pueden verse tentados de invadir el carril contrario para adelantar a otros vehículos. Es una infracción grave que conlleva 500 euros de multa.