Ante las tormentas con fuertes lluvias que se han registrado los últimos días, aquí recopilamos una serie de útiles consejos y recomendaciones para conducir seguro ante la gran cantidad de agua que se puede acumular sobre calles y carreteras en pocos minutos.

La conducción con lluvia siempre tiene un extra de peligrosidad y complicación que requiere toda nuestra atención.. No sólo cuando la precipitación está en su momento álgido y las vías se convierten en “rutas navegables”, sino que el comienzo de las precipitaciones también es un momento crítico pues la mezcla de agua, con polvo y grasa de la calzada, convierte el firme en una superficie muy deslizante y peligrosa.

Los datos así lo reflejan: la lluvia es el fenómeno climatológico adverso que más accidentes provoca. Para evitar engordar las estadísticas de accidentes es muy importante la interacción y el comportamiento que desarrollemos al volante. Con la lluvia debemos modificar y adaptar nuestra forma de conducir a las circunstancias, la visibilidad disminuye y el suelo de vuelve muy deslizante. Se debe conducir con sentido común y seguir, en la medida de lo posible, unas reglas básicas.

La conducción con lluvia es delicada y requiere una mayor atención al volante ante la disminución de la adherencia de los neumáticos con la carretera. El asfalto se vuelve deslizante y se crea una película de agua, cuando las precipitaciones son elevadas, que pueden producir el temido aquaplaning, lo que nos obliga a extremar la atención. También porque la suciedad del firme mezclada con el agua, cuando la lluvia no lo ha limpiado suficientemente, hace las carreteras más resbaladizas.

Si no es absolutamente imprescindible deberemos evitar conducir en estas circunstancias. Estar plenamente informados de la previsión meteorologia (que puede ser cambiante en pocos minutos) y hacer caso de las recomendaciones y alertas de los servicios meteorológicos, DGT, emisoras de radio, medios de comunicación, etc.

Si no hay más remedio, equiparnos para la situación. Deposito de combustible cargado por si sufrimos retenciones prolongadas. Movil con bateria cargada por si hemos de solicitar auxilio o ayuda y dar nuestra posición. Llevar algo de alimento y agua si viajamos con pequeños a bordo y quedamos atrapados en una retención prolongada como la de la M40 madrlleña este pasado lunes.

Y en cualquier caso evitar circular por carreteras de montaña, laderas pronunciadas, cauces, valles, hondonadas, avenidas, ramblas, etc… que pueden llenarse de agua procedente de lluvias torrenciales ya que están concebidas por la naturaleza para canalizar el curso de las aguas. Lo mismo ocurre con puentes y riberas en ríos que pueden sufrir crecidas e incluso desbordamientos en pocos minutos.

Coche y conductor siempre a punto

Aunque el estado óptimo del vehículo es siempre recomendable en todo momento, de cara a conducir con lluvia, en unas conducciones climatológicas adversas, debemos de poner especial cuidado en una serie de elementos de nuestro coche para permitirnos circular con seguridad.

REDUCIR LA VELOCIDAD Y AUMENTAR LA DISTANCIA DE SEGURIDAD

Evitarás el denominado “efecto spray” (lluvia pulverizada y sucia que va a parar a tu parabrisas) el agua pulverizada que sale de las ruedas del coche que nos precede al evacuar el agua, o de aquellos que nos rodean, reduce la visibilidad, por lo que veremos más tarde cualquier maniobra extraña que se produce a nuestro alrededor o del coche que va delante.

.Además, en caso de frenazo brusco, tendremos menos espacio para detener el coche con seguridad. Es recomendable aumentar la distancia al doble de lo que iríamos separados en condiciones normales. La capacidad de frenada de un coche -incluso con ABS- sobre mojado es muy diferente respecto al firme seco.

EVITAR MOVIMIENTOS O FRENAZOS BRUSCOS

La vía es espacio compartido de convivencia. Debemos pensar en los vehículos que circulan por detrás y delante y no crear riesgos innecesarios que incrementen las dificultades que la climatología ya nos aporta. Una conducción suave es mucho más segura y eficiente. Además, los otros usuarios de la carretera percibirán mejor tus movimientos y evitaremos posibles colisiones. Debemos recordar utilizar con suavidad todos los mandos de control –dirección, embrague, freno y acelerador.

Por otro lado, con los frenos mojados, la distancia de frenado aumenta. Y también lo hace la posibilidad de bloquear las ruedas, a pesar del ABS, lo que nos obliga a tratar el pedal de freno con más suavidad. Cuando nos acerquemos a un viraje o a una curva, deberemos anticipar la frenada y realizarla con la dirección lo más recta posible para evitar las inercias laterales que comprometan la direccionalidad de las ruedas. Cualquier cambio de dirección o maniobra deberá ser lo más suave posible para evitar reacciones bruscas o inesperadas de nuestro vehículo en conducción con lluvia. Los cambios de carril se deben hacer de manera progresiva, y más con la calzada mojada. Y siempre marcando la maniobra con los intermitentes.

Importante la ayuda de ABS y ESP

Cada vez más, los coches disponen de la posibilidad de equipar diferentes ayudas electrónicas a la conducción que apoyen la seguridad. En nuestro país, todos los coches nuevos que se comercializan están obligados a montar de serie el sistema antibloqueo de frenos, ABS (desde 2003), y el control de estabilidad, ESP. Dos sistemas de gran ayuda en circunstancias de lluvia, pero que por sí solos, en la mayoría de las ocasiones, pueden no resultar suficientes para resolver una situación delicada. En conducción con lluvia lo primordial es adaptar nuestra conducción a las circunstancias.

OJO CON LA PINTURA BLANCA

La pintura blanca que demarca los límites de la carretera y la división de carriles con lluvia resulta especialmente delicada, especialmente para las motos. Debemos intentar no pisarlas con el coche o la moto en apoyo, con la dirección girada, ni acelerar cuando tenemos las ruedas de tracción encima de las líneas blancas de la carretera. Cuidado también con los pasos de peatones, con los que ocurre lo mismo ya que aunque ha mejorado su calidad y textura, el agarre es inferior al del pavimento.

VER Y SER VISTOS

ILUMINACIÓN PARA ESTAR SIEMPRE VISIBLE

Las luces encendidas facilitarán que te vean. Con la niebla, la lluvia y la nieve, ver y ser vistos es de vital importancia para no poner en peligro nuestra seguridad y la del resto de los usuarios. Debemos verificar el reglaje de los faros y el envejecimiento de las lámparas y de las ópticas.  Los faros con luz diurna son cada vez más habituales en los coches nuevos pero, si no, cuando las precipitaciones son elevadas conviene poner las luces de cruce para ser vistos. No así los antinieblas, que con el agua dispersan su luz creando reflejos desagradables al resto de conductores con su potencia luminosa, provocando cansancio visual y confusión al ser confundidas con las luces de freno o evitando distinguirlas a tiempo en caso de necesidad.

Escobillas y parabrisas para ver lo máximo posible

El 90 por 100 de la información que nos rodea al conducir nos entra por la vista. Es decir por el parabrisas y espejos retrovisores. En conducción con lluvia la visibilidad se reduce, con unas condiciones de luz más precarias y las gotas arreciando contra el parabrisas, situación ésta delicada cuando las precipitaciones son elevadas. De ahí que las escobillas limpiaparabrisas deban siempre estar en buen estado de uso. A pesar de que tengan poco uso, la goma enseguida se reseca y pierde efectividad, reduciendo la capacidad de barrido y comprometiendo la visibilidad adecuada. Es recomendable cambiarlas cada seis meses o un año.

Además el nivel del líquido del depósito del limpiaparabrisas debe ser el adecuado, incluyendo algún tipo de anticongelante y desengrasante para limpiar la suciedad con mayor efectividad.

Cuidado con los adelantamientos. Hay que asegurarse de tener “vía libre” suficiente y prestar especial atención a los camiones y autocares, que generan una “nube de agua”.

Que no se empañen los cristales

Y en el interior, el sistema de climatización debe funcionar en condiciones, con los difusores de aire para los cristales limpios, que permitan ser efectivos a la hora de eliminar el vaho. Lo mejor para evitar el empañado de los cristales es abrir un poco la ventana y activar el aire acondicionado y, si tenemos la posibilidad de fijar la temperatura, hacerlo a 20º – 21ºC.

También es conveniente sustituir cada cierto tiempo los filtros del habitáculo para evitar olores y humedades ambientales.

AQUAPLANING

Atención a los charcos y balsas de agua, pueden provocar “aquaplaning”: un efecto producido cuando los neumáticos son incapaces de evacuar el agua que hay en la calzada y provoca que el coche se deslice por una fina capa de agua situada entre los neumáticos y la carretera. ¿Qué hacer si nos pasa? Hay una regla de oro: reducir la velocidad cuando veas el charco, ¡no frenes! Levanta suavemente el pie del acelerador y sujeta con fuerza el volante. No intentes cambiar la trayectoria y, hasta que no notemos que el coche ha recuperado el contacto con el suelo, no debemos frenar. Es recomendable seguir la huella del coche que nos precede porque hay menor cantidad de agua en esa zona.

El aquaplaning también se produce cuando circulamos a una velocidad superior de la que los neumáticos son capaces de evacuar el agua acumulada sobre la calzada. Esta circunstancia se puede ver agravada si no llevamos la profundidad del dibujo adecuada y la presión correcta. En caso de sufrir una situación de lluvia que nos sorprenda al volante y no tengamos los neumáticos en las condiciones adecuadas es preferible aplicar sentido común y reducir la velocidad al máximo y dejar de circular en cuanto nos sea posible.

NEUMÁTICOS

Son el punto de contacto entre nuestro automóvil y la carretera, de ahí la importancia de su estado y un correcto mantenimiento. Su adherencia se reduce cuando la humedad, la nieve, la lluvia o el hielo hacen su aparición, por lo deben estar en perfecto estado. El dibujo debe tener una profundidad, como mínimo, de 1,6 a 2 milímetros con el fin de que la evacuación del agua de la calzada sea óptima.

También hay que revisar la presión: si ésta es incorrecta, el agarre del neumático se verá comprometido, especialmente si la carretera está mojada. Una presión demasiado baja cierra los canales de drenaje. Asimismo, debemos inspeccionar la alineación de las ruedas para contar con una mejor direccionalidad del vehículo.

Del mismo modo una presión indiciada puede alargar la distancia de frenado en seco. Y si nos encontramos con el pavimento deslizante las consecuencias pueden ser desastrosas. Necesitaremos de cinco a doce metros de más. El equivalente a rebasar de uno a tres pasos de peatones que fueran consecutivos o colisionar con otros vehículos o un camión.

Para conducir con lluvia, cuanto mayor sea la profundidad del neumático respecto a su origen, mayor será la capacidad para evacuar el agua y reducir un posible aquaplaning, además de mantener una mejor dirección y tacto de volante.

AMORTIGUADORES

Son vitales para que el coche mantenga la estabilidad. Unos amortiguadores gastados afectan negativamente a la estabilidad del vehículo, aumentan la distancia de frenado y provocan que sea más difícil mantener la trayectoria deseada. Todos estos factores se ven agravados si el pavimento está mojado.

FRENOS

El buen estado de este elemento es vital, ya que las distancias de frenado aumentan sobre una carretera mojada. Tendrán que estar en buen estado (discos, pastillas, nivel del líquido) para mantener un tacto adecuado del pedal para no bloquear las ruedas y obligar a actuar constantemente el ABS.

 

 

Fuente: DGT, FESVIAL, RACE, Autopista y otros

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