Los principales retos que presenta la movilidad del futuro están relacionados con el incremento del tráfico en todo el mundo, la conservación del medio ambiente y cómo mejorar la seguridad vial.

Gracias al uso de nuevas tecnologías, la Unión Europea quiere evitar 25.000 muertes en carretera y más de 140.000 heridos graves hasta 2038.

Vehículos conectados, conducción autónoma, cámaras y drones en las principales carreteras de todo el mundo, sensores acústicos, tecnología 5G y un sinfín de aplicaciones y tecnologías de reciente creación, como el big data o el internet de las cosas. Todo ello, lejos de protagonizar cualquier ficción televisiva, es ya una realidad en el que se ha convertido en uno de los mayores retos de la población: su movilidad.

Esas tecnologías inteligentes serán capaces de integrar y analizar los datos que recaudan con el único reto de mejorar la eficiencia y seguridad de los trayectos. El big data, por ejemplo, ayudará a predecir el tráfico o la probabilidad de incidentes y, además, será una herramienta muy útil en otro de los grandes objetivos comunes: la preservación del medio ambiente. Esta tecnología, al igual que las demás, podrá mitigar retenciones y favorecer, por ejemplo, el gasto de combustible y las emisiones de CO2 en las vías de circulación. Por lo tanto, las carreteras del futuro serán inteligentes y, sobre todo, más seguras: para los conductores y para el entorno.

La aplicación del ‘big data’ en las vías y autopistas ayudará a predecir el tráfico o la probabilidad de incidentes

Y, precisamente, esa seguridad se torna el tercero de los grandes retos en las vías y autopistas de cualquier país. Todavía, más de 1,3 millones de personas mueren anualmente en las carreteras de todo el mundo. Alrededor de 3.700 cada día. Además, las lesiones en carretera son la octava causa de muerte a escala mundial. En España, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el coste de esos accidentes fue de 9.600 millones ya en 2014. Las cifras siguen aumentando. Por ello, gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías, como el big data, la Unión Europea busca evitar hasta 25.000 muertes y más de 140.000 heridos graves hasta 2038.

La innovación aplicada en las carreteras provoca que sean más eficientes y seguras. En este escenario, el despliegue de nuevas tecnologías está diseñando una nueva manera de entender la movilidad. Algunas carreteras parecen protagonistas de series de ciencia ficción y han dejado de ser una mera infraestructura para transformarse en una superautopista de la información. El gran secreto de este futuro sobre ruedas pasa por saber cómo analizar toda la información que las nuevas tecnologías son capaces de recabar.

La inteligencia de las vías ya es real y se demuestra en casos concretos, como las carreteras musicales de Japón. Repartidas por grandes ciudades, como Hiroshima, Gunman o Hokkaido, esas vías generan notas y música que advierten a los conductores de accidentes, incidencias o alguna otra problemática que surja en el camino. También son realidad en países como Corea del Sur, Suecia o el Reino Unido.

En España, se trabaja en esta misma línea: garantizar, en la medida de lo posible, una eficiente y segura conducción a los ciudadanos. En este sentido, el Ayuntamiento de Barcelona, por ejemplo, lanzó en 2019, en colaboración con la DGT, el programa Autonomous Ready, que, gracias a un sistema de ayuda a la conducción, ya ha evitado más de 600 colisiones con peatones o ciclistas. Su objetivo es alcanzar las cero víctimas en la ciudad para 2025. Un proyecto que arrancó con 170 vehículos y 59 autobuses que trabajan en el mapeo de Barcelona con cámaras de visión artificial y que tiene como objetivo llegar a una flota de 5.000 vehículos. Según el organismo, esas cámaras y sensores incorporados en los vehículos predicen el 80% de los posibles errores del conductor. El sistema recoge información sobre el entorno, geoposiciona a peatones y otros vehículos, cartografía la ciudad y alerta de accidentes.

Su objetivo es alcanzar las cero víctimas en la ciudad para 2025

Conducción eficiente

Los fabricantes de vehículos también tienen mucho que aportar en el diseño de esa movilidad futura. En su caso, trazan nuevos sistemas de ayuda a la conducción e incorporan tecnología a sus modelos. Su función en la conducción más inteligente es indispensable. Por ello, la marca Ford se ha decidido a estudiar la función de los vehículos conectados y el análisis predictivo para ayudar a mejorar la seguridad vial. El pasado verano inició un proyecto de 18 meses en el que cerca de 700 turismos se conectarán voluntariamente y permitirán ampliar las investigaciones de inteligencia artificial (IA) de Ford. Se analizará el uso del pedal, del freno o el ángulo del volante, que, juntamente con la información de hasta 25 sensores inteligentes adicionales, facilitarán la creación de nuevos algoritmos automáticos capaces de detectar incidentes o patrones de movimiento.

Otra marca, Toyota, acaba de presentar una nueva función para sus coches (Toyota y Lexus) que utiliza los datos recogidos de los vehículos conectados –de nuevo, big data– para controlar la aceleración en caso de un funcionamiento extraño del acelerador, aunque no se detecten obstáculos. La tecnología se aplica con un reto común: fomentar una conducción segura y unas carreteras inteligentes con el fin de minimizar los efectos negativos en el entorno y mejorar la seguridad vial.

En España, se trabaja para garantizar, en la medida de lo posible, una eficiente y segura conducción a los ciudadanos

Un ‘garaje de innovación’ para autopistas seguras

El debate sobre cómo debería ser la movilidad ha pisado el acelerador y, situado en la línea de salida, es una de las mayores prioridades en la agenda de fabricantes, organismos oficiales y expertos en tecnología. La innovación y las nuevas tecnologías se colocan al servicio de la sociedad para garantizar una movilidad real, pero –sobre todo- segura y sostenible. Recientemente, la empresa gestora de autopistas Abertis ha rubricado, siguiendo su estela colaborativa, un acuerdo de tres años con IBM. Ambas compañías lanzan su garaje de innovación; es decir, unen su talento para desarrollar nuevas ideas que, mediante la aplicación de la tecnología, lleguen a mejorar la gestión de las infraestructuras viales. Para enriquecer la experiencia de los usuarios de las autopistas, están desarrollando iniciativas basadas en la inteligencia artificial, el internet de las cosas o el cloud. Hasta la fecha, ya han empezado a rodar cuatro proyectos: un sistema de monitorización de las autopistas para prevenir la degradación del pavimento y optimizar su mantenimiento; un sistema de IA y predicción del tiempo para ofrecer mayor seguridad en las carreteras durante el invierno; un sistema de soporte a la movilidad sin barreras mediante geolocalización, y el uso de big data para ofrecer soluciones personalizadas a los conductores. Y en este garaje siguen gestándose nuevas ideas. La movilidad del futuro empieza en el presente.

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