• Las muertes de jóvenes de 15 a 24 años en la carretera se han disparado este verano.
  • Motociclistas, peatones y jóvenes marcan la tragedia veraniega de la seguridad vial.
  • Urge un esfuerzo de todos los grupos parlamentarios para activar medidas de prevención de los siniestros viales.
  • Desde el año 1950 han muerto en España cerca de 320.000 personas en accidentes de tráfico.

Los datos de siniestralidad vial de este atípico verano de 2020, facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT), junto con los que se produjeron en los meses anteriores, marcados por el estado de alarma decretado para controlar la expansión del Covid19, son los más bajos de la serie desde que se tienen registros en 1960.

Sin embargo, no es un logro debido a la activación de medidas concretas, ya que ha sido básicamente la disminución de la movilidad lo que ha causado esta situación. Por este motivo no debemos confiar en absoluto en la continuidad de esa tendencia y si, por el contrario, seguir trabajando desde todos los ámbitos para mejorar el problema social, sanitario y económico que significan los accidentes de tráfico.

La entrada en escena de la pandemia originada por el Covid19 ha trastocado todas las agendas en el mundo y se ha priorizado todos los recursos y medidas para prevenir el contagio del virus, educando, informando y sensibilizando a la población, y sancionando a aquellos ciudadanos que ponen en riesgo la salud publica incumpliendo las normas preventivas. Sin embargo, la seguridad vial y las víctimas de accidentes de tráfico, son también otra pandemia, prevenible y controlable según la Organización Mundial de la Salud, que origina casi un millón y medio de muertes al año en todo el mundo. Desde que la DGT tiene registros han perdido la vida más de 290.000 personas en nuestras carreteras. Según estimaciones de FESVIAL -con factores de corrección-, desde el año 1950 han muerto en España unas 320.000 personas en accidentes de tráfico.

A pesar de que los desplazamientos de largo recorrido en este verano de 2020 fueron un 9% menor que en 2019, -con casi ocho millones y medio menos de vehículos en nuestras carreteras-, los fallecidos en accidente de tráfico sólo han descendido un 6%, alcanzando las 202 víctimas mortales y los 821 heridos hospitalizados durante este verano. El segmento de edad que lamentablemente se ha visto más afectado por las muertes en las carreteras ha sido el de 15 a 24 años donde 38 jóvenes (quince más que el mismo periodo del pasado año), perdieron su vida en un siniestro, mucho más que los jóvenes afectados por COVID 19. Además, los usuarios vulnerables representan casi la mitad de los fallecidos (el 42% del global de víctimas mortales) con un total de 84 muertos (49 motociclistas, 6 ciclomotoristas, 20 peatones, y 9 ciclistas)

“Estas preocupantes cifras de mortalidad son el resultado de una movilidad atípica debida a la pandemia originada por el Covid19, donde los desplazamientos de los jóvenes -diferentes a los de años anteriores-  en trayectos cortos, en bicicleta y en motocicleta, han sido la tónica veraniega como vía de escape y expresión de un ocio, muy afectado por el Covid19. Posiblemente las administraciones no han sabido intuir ni decodificar la situación, para hacer campañas preventivas específicas dirigidas a los conductores, informando de como el momento social y sanitario que estamos viviendo, puede afectar al manejo de vehículos”, afirma el Dr. Luis Montoro, presidente de honor de FESVIAL.

“Las sociedades conducen como viven y como están. La situación de pandemia produce en muchas personas más estrés, mayor uso de psicótropos, más consumo de alcohol, más insomnio, más preocupaciones económicas o miedo a perder el trabajo, más distracciones, más fatiga, etc. Estos y otros factores similares, de los que habría que informar, afectan fuertemente a la seguridad en la conducción y están sin duda en la cara oculta de muchos de los accidentes de tráfico del post-confinamiento”, subraya el Catedrático de Seguridad Vial, Luis Montoro.

Los datos de siniestralidad del verano publicados por la DGT revelan que es fundamental actuar para evitar que los jóvenes sigan perdiendo la vida en las carreteras. Para ello es preciso aplicar medidas como la educación vial en los colegios, la formación vial de calidad en las autoescuelas y campañas de información y sensibilización específicas para este segmento de edad.

Urge por tanto un esfuerzo de todos los grupos parlamentario para resolver el grave problema social y de salud pública de la seguridad vial, y activar medidas eficaces de prevención de los siniestros viales, dirigidas a los colectivos que actualmente presentan mayor vulnerabilidad.

LOS CONDUCTORES DESCONOCEN LAS PRINCIPALES CAUSAS DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

La aplicación de medidas efectivas en seguridad vial, requiere informar a la sociedad de los principales riesgos viales a los que se exponen los conductores cada vez que se ponen al mando de un vehículo, y cómo prevenirlos de forma segura.

Según datos obtenidos en el Barómetro Fesvial de Seguridad y Movilidad 2020, alrededor del 50% de los conductores españoles consideran que las dos primeras causas de los accidentes de tráfico son el alcohol y las drogas. Según datos del Informe y balance de siniestralidad 2019 publicados por la DGT, hay causas concurrentes que producen mayor número de siniestros con víctimas, como las distracciones (28%). El alcohol, que era la tercera causa en 2018 (año de referencia para medir los datos del barómetro realizado en el primer semestre de 2020), se ha situado como la segunda con un 24%, por delante de la velocidad, que mantiene su cuota de años anteriores (23%). Llama especialmente la atención el tema de las drogas al volante, que año tras año están registrando incrementos preocupantes.

De los datos obtenidos se desprende que entre las causas percibidas más importantes de los accidentes de tráfico señaladas en el Barómetro FESVIAL 2020, destaca la importancia del factor humano y el comportamiento del conductor. Por ello, desde la Fundación Española para la Seguridad Vial se subraya la necesidad de seguir actuando en todo lo relativo al factor humano para mejorar la seguridad vial, a través de la investigación, información, educación, sensibilización, concienciación y formación.

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