La Unión Europea pretende dar un salto cualitativo en seguridad vial. Después del estancamiento de los datos de siniestralidad, las autoridades europeas son de la opinión de que ha llegado el momento de volver a intervenir de cara a acercarnos al Objetivo Cero. Entre las novedades que la Unión Europea plantea, la más llamativa es la introducción de forma obligatoria del Asistente de Velocidad Inteligente (ISA).
Este último llega de la mano de otras 14 medidas concretas, como la inclusión de serie por parte de los fabricantes de automóviles a partir 2022 de tecnologías de seguridad que existen desde hace años. Hablamos de sistemas como el de cajas negras, el de mantenimiento en carril o de frenada de emergencia. Es más que relevante ir conociendo cómo funcionan estas soluciones.
El Asistente de Velocidad Inteligente o ISA (traducción de Intelligent Speed Assistance) es el que más está llamando la atención por lo que supone para la conducción. Encabeza el paquete de medidas que tiene como objeto prevenir hasta 25.000 muertes en las carreteras europeas una vez su integración se consolide en los vehículos. Incluso existen estimaciones para nuestro país. Según apuntaba en su día el director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús:
Si todos los vehículos tuvieran instalado un control inteligente de la velocidad, habría 400 víctimas menos al año en las carreteras españolas.
¿Cómo se ha fraguado su implantación obligatoria?
Como se puede comprobar, los ISA cuentan con todo el respaldo de las autoridades encargadas la seguridad del tráfico. Sin embargo, los precedentes de esta tecnología llegan no sin alguna polémica. Se explica por el modo en que funcionan (o, al menos, funcionaban) los Asistentes de Velocidad Inteligente.
Como hemos señalado en Circula Seguro, el ISA gestiona de forma automática la velocidad de los vehículos para no sobrepasar los límites. Implica que sea el coche, y no el conductor, el que se encarga de las funciones de los pedales. Se trata de un antecedente de asistencia al desarrollo de la conducción autónoma.
¿Se perderá el control de la velocidad?
La pérdida del control de la velocidad del vehículo no es muy popular. Los fabricantes han venido presionando para evitar su implantación, argumentando que la tecnología no está del todo lista. Claro que, resulta complicado sostener esto a tenor de los avances en seguridad que muchos modelos de alta gama ya presentan. En el otro extremo, entes como el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte han insistido en lo contrario, en que sí estamos listos.
De este debate entre partes ha salido el funcionamiento definitivo que se espera para los Asistentes de Velocidad Inteligentes. El gran cambio que ha recibido esta tecnología para ser aceptada es la posibilidad de que el conductor siempre pueda retomar el control del vehículo.
Así funciona el Asistente de Velocidad Inteligente (ISA)
El sistema se puede resumir en estos pasos:
- El sistema recibe la información de posicionamiento y velocidad del vehículo y de los límites legales vía GPS combinado con un sistema de reconocimiento de señales.
- En caso de acercarse a sobrepasar el límite, el conductor recibe una señal en el panel de instrumentos.
- Si el conductor no atiende a la misma y sigue acelerando, el coche ayudaría a no sobrepasar el límite.
- El conductor podría desactivar esa asistencia presionando el acelerador.
- El ISA recordaría mediante señales visuales y/o sonoras al conductor que está infringiendo el límite de velocidad.
¿Qué repercusiones legales traerán consigo?
Los ISA por sí solos no resultan invasivos para la conducción. Ahora bien, el control tecnológico de cara a mejorar la seguridad cambia y se logra gracias a la combinación de varios sistemas. Al incluir un sistema de registro (las mencionadas cajas negras), quedarían patentes los casos en los que el conductor sobrepasa deliberadamente el límite legal. Además, la combinación entre sistemas presenta otras posibilidades futuras, como la asistencia para respetar la distancia de seguridad.
La batalla contra la velocidad
Aunque no es el único factor de riesgo, el exceso de velocidad es causa de más de un tercio de los siniestros. De ahí la insistencia de las autoridades por tratar de combatir los excesos, mediante límites, fórmulas como los radares y, ahora, el Asistente Inteligente de Velocidad.
Puede que muchos vean su introducción como una inclusión impertinente en la conducción. Lo cierto es que demuestran ser una solución tecnológica que puede adaptarse de diferentes maneras para encontrar el equilibrio entre el conductor, el vehículo y las normas de tráfico.