Las huelgas de examinadores de 2015 y 2017 y el parón por el estado de alarma han provocado un ‘atasco’ de más de 400.000 personas a la espera de poder examinarse y muchas empresas no volverán a abrir
En la España de la Covid-19, sacarse el carné de conducir es misión (casi) imposible. En diciembre de 2019, la DGT reconocía un ‘atasco’ de 300.000 personas a la espera de poder examinarse para obtener su permiso de conducir. Ahora, tras la pandemia, la cifra se ha incrementado en 130.000 personas más. Con lo que ya hay más de 400.000 personas esperando para sacarse el carné. El colapso es total y las autoescuelas lo sufren. Muchas continúan en ERTE y algunas de ellas han tenido que cerrar y no han vuelto a abrir en la ‘nueva normalidad’. Ello por no decir del perjuicio causado a los usuarios, que pagan 92,90 euros de tasas para examinarse y deben esperar meses para recibir un servicio que ya han pagado.
Pedro Martínez, 19 años, de Madrid, dice con una mezcla de resignación e indignación: «Llevo esperando desde enero, tras aprobar el examen teórico, para poder examinarme del práctico. Y esto ya me ha supuesto perder un trabajo en el que exigían tener el carné. Es una vergüenza». Y es que, como reconoce la propia Dirección General de Tráfico (DGT), hasta 180.000 exámenes teóricos y 268.000 prácticos de conducir se han dejado de hacer en Estado de Alarma. Lo que se ha sumado a la ‘mochila’ que ya se arrastraba desde, al menos, tres hace años. La DGT ha establecido agosto como mes hábil para realizar exámenes, pero desde el sector de educación vial coinciden en que «no será suficiente» y calculan que harán falta «entre cuatro o cinco meses, como mínimo» para solucionará el tapón.
Fuentes del sector de la formación vial aseguran que «hasta 2021» no se solucionará un problema que viene arrastrándose desde las huelgas de examinadores de los años 2015 y 2017 y que se ha agravado con la pandemia de la Covid-19. Madrid, Tarragona, Valencia, Gipuzkoa, Murcia, Lleida… El colapso es total en estas provincias, con listas de espera para examinarse que van más allá de los seis meses en algunas ocasiones.
La Asociación de Pequeños Empresarios de Autoescuelas de Madrid (APEAM) ha alertado que están «al borde de la quiebra» por la «mala gestión» de la Jefatura Provincial de Tráfico, por las trabas con las que se han encontrando desde que retomaron su actividad después de la pandemia y por el colapso que se produce para poder examinarse.
Recientemente las autoescuelas de Cartagena (Murcia) se manifestaban «ante la falta de examinadores que está provocando grandes retrasos en los exámenes prácticos para obtener el permiso de conducir en todo el municipio». Las autoescuelas calculan que alrededor de unos 3.000 alumnos de la ciudad portuaria de la Región de Murcia se quedarán sin presentarse a sus exámenes viales. «Nos están mermando como empresa», asegura Sandra Guillén, propietaria de varias autoescuelas en Cartagena. «Si no hay exámenes, los alumnos no dan clases y si no dan clases no tenemos ingresos. Yo aún tengo a una de mis empleadas en ERTE», explica.
En Tarragona, una de las provincias más afectadas, el ‘atasco’ se cifra en 2.000 las personas sin poder examinarse, y Aaron Sabat, director de la Autoescuela Sabat, cuenta que «hay gente que lleva desde principios de año pendiente de poder evaluarse. Yo tengo una lista de espera de 60 personas y en este último examen he podido llevar a 14. A ese ritmo tardo dos meses, como mínimo, en llevar a todos los que tengo ahora, y eso, suponiendo que aprueben todos a la primera».
José Joaquín Jiménez Murillo, presidente de Asextra, el colectivo de los examinadores, explicaba que «somos unos 850 en toda España, aunque prestando servicio real habrá alrededor de 600, ya que hay personal vulnerable al virus, otros de baja, vacaciones… Pese a todo, considero que es un número adecuado a las necesidades, aunque en épocas como Navidad o los meses de verano se quede algo corto, pero la plantilla no tiene que incrementarse por situaciones que se dan en momentos puntuales y por eso la DGT ha implementado más recursos como, por ejemplo, que haya exámenes en agosto; que no tengamos horario de verano y hagamos horas extra o que se asignen examinadores itinerantes en función de las necesidades de las diferentes jefaturas provinciales de tráfico».
Pero desde el sector de las autoescuelas consideran que estas medidas adoptadas por el departamento que dirige Pere Navarro no son suficientes. «La situación cada vez es más insostenible. La falta de examinadores y personal administrativo en las jefaturas está provocando una limitación en los alumnos que podemos presentar a examen, lo que motiva prórrogas de ERTE y pone en serio riesgo los puestos de trabajo e incluso la viabilidad de las empresas, de las autoescuelas», asegura Enrique Lorca, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE). Según Lorca, «la pandemia nos ha afectado especialmente, dado el escaso tiempo que hemos tenido para recuperarnos de dos huelgas recientes de funcionarios examinadores, y en el momento actual de vuelta a la normalidad es necesario dinamizar la economía y evitar que el sector y sobre todo los aspirantes a conductores, que pagan en forma de tasa este servicio, estén coartados y limitados por los déficits de personal de la administración».
Según los datos de la propia CNAE, el sector de las autoescuelas sigue ‘adelgazando’ y en estos momentos hay en España 5.580 autoescuelas -78 menos que en 2019-, con 18.274 profesores y 33.981 vehículos. La CNAE ha llevado incluso su «situación límite» hasta el Congreso de los Diputados y el pasado 22 de julio se entrevistó con el presidente de la Comisión de Seguridad Vial, Juan José Matamarí. A este le explicaron, por ejemplo, que durante los tres meses de parón por la pandemia, las autoescuelas perdieron«100 millones cada mes», 300 millones en total, y que sacarse el carné en España cuesta de media entre 700 y 800 euros. Una cantidad que el presidente de la CNAE considera que «no es cara, absolutamente no. Es muy económico, demasiado, sacarse el carné en España. Tanto que está poniendo en peligro la sostenibilidad de las autoescuelas. Muchas de ellas, la mayoría, entraron en ERTE por la pandemia y algunas de ellas siguen en él. La idiosincrasia del sector hace que la competencia de precios sea muy alta y los márgenes bajos. No hay grandes reservas o provisiones. Me temo que por el camino pueden quedarse bastantes».
El sistema CAPA, por el que las autoescuelas tienen cupos y dos fechas al mes para asignar ‘candidatos’ a examinarse entre sus alumnos o el dictamen de la CNMC por el que no es obligatorio recibir clases presenciales teóricas -8 están establecidas ahora- para examinarse son otros problemas que se ciernen sobre un sector muy atomizado. Pero lo que preocupa ahora es el ‘atasco’ que está convirtiendo en una «auténtica odisea» poder examinarse del práctico y sacar el carné de conducir –en 2007 se expedían un millón de carnés de conducir en España al año y en 2019 esa cifra bajó a 600.000-. La lista de espera en Madrid supera las 60.000 personas y en Valencia, por ejemplo, se acerca a los 50.000. Desde el sector se asegura que, con suerte, «tardaremos un año en desatascar el tapón».